Pobres cetáceos de todo el mundo

De nuevo el fantasma de la muerte ronda las comunidades de cetáceos. En http://elblogverde.com/se-confirmo-los-delfines-murieron-por-contaminacion/ se explica cómo nueve delfines muriero, en febrero, en la costa argentina debido a vertidos de fuel. La historia no nos resulta extraña, ni a los españoles (recuerden el Prestige) ni a los canarios en particular.

Hace algunos años catorce zifios vararon en Canarias debido a unas maniobras militares. Aquello movilizó a la opinión pública, pero quizás más por el revuelo producido al ver tanta carne muerta en la costa como por la concienciación ambiental. En Canarias ya hay una zona determinada de especial sensibilidad marina, sin embargo siguen pasando barcos que no cumplen las normativas internacionales, y otros que si la cumplen siguen ensuciando el agua del mar.

Basta darse un paseo por el Malpaís de Güimar, sitio protegido, en el que hay una playa que está literalmente asfaltada, por el alquitrán que se deposita en ella procedentes de los barcos que limpian sus bodegas en alta mar.

Aún así, en el sur de Tenerife se comenzará en breve a construir otro puerto industrial, en una zona cercana al perímetro donde viven comunidades estables de cetáceos.

Las ballenas son un buen reclamo publicitario, sólo hay que ver la última entrega publicitaria al dejar nadar junto a ellas a un campeón de Fórmula 1. Las fotos salieron en todo el mundo.

Qué paradójico: al mismo tiempo las usan para vender los ecosistemas como objetivos turísticos, y muy cerca, constuyen un puerto donde barcos de grandes dimensiones amenazarán su propia existencia descargando productos peligroso, como ha ocurrido en Buenos Aires.

Canarias, como Argentina y Hawai son lugares donde los cetáceos viven de manera estable. Ni siquiera los gobernantes de esos lugares (al menos los españoles y los argentinos) se han dado cuenta de eso, y siguen haciéndoles daño con sus maquinarias del desarrollo.

Asi somos, así nos va.