11 febrero, 2008

Trasatlánticos en las piscinas

Ecologistas en Acción ha publicado recientemente un completo estudio en el que se pone de manifiesto que los vehículos todo terreno no obedecen a criterios de sostenibilidad. Es decir, que los jeep, los 4x4, las ‘camionetas’ como dicen los venezolanos, son una grave amenaza para el medio ambiente, porque cada vez son más habituales en los entornos urbanos y la cantidad de residuos y emisiones que generan son superiores a los del resto de vehículos.
Otra vez la reacción a un problema antiguo llega tarde. Cada día se venden en España miles de automóviles de esta categoría, y la publicidad que se hace de ellos se basa en identificar a los propietarios de estas grandes naves con ruedas como individuos o individuas relacionados y cercanos a espacios naturales, aventureros modernos, gente que busca paisajes y parajes inhóspitos donde alejarse de la urbe y su ‘pérfidas’ circunstancias. Pero, qué paradoja, la ecuación arroja un resultado inesperado: el usuario habitual de los todo terreno (en las ciudades) suele ser un tipo de alto poder adquisitivo, urbano, que apenas sale del límite de su ciudad, y que se ‘ensucia’ más bien poco con el barro de los caminos rurales.
Y ahí es donde radica el verdadero problema. El dilema no está en decir que estos coches son perjudiciales para la salud del Planeta, sino en pensar que es su uso el que está mal reglado. De ser utilitarios, necesarios para trabajar en zonas rurales (aún se venden los Land Rover Santana, muy adecuados en el campo) se han convertido en auténticos bienes de consumo de gran lujo, y su uso, inconsciente y egoísta, llena las ciudades de humo, el aire de emisiones negativas, porque pesan más y porque son mucho más potentes.
La solución es complicada. Un impuesto extra, como se prevé colocar poco o nada hará para que se reduzca la venta de este tipo de autos. Quien pueda gastarse 30 o 35 mil euros en un 4x4, ¿se parará en ciernes a pensar que algunos cientos de euros más al año limitarán “el gusto que siente al conducirlo”? Se supone que no. Deben ser los ayuntamientos los que limiten su uso en los recintos urbanos: “En esta ciudad no pueden circular 4x4, no hay baches suficientes”, sería un buen eslogan. ¿Les parece descabellado? O acaso, ¿pueden navegar los trasatlánticos por las piscinas?

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