27 febrero, 2008

Estrechez de miras

De todos es sabido que la educación es fundamental. Ésta es una frase de Perogrullo. Pero, por lo que parece, pocas personas saben que, hoy por hoy, la educación medioambiental además de ser fundamental es imprescindible. A los destrozos ecológicos que el hombre ha venido infligiendo al Planeta por siglos se une, ahora, la estrechez de miras de las clases dirigentes. Y no será porque no se diga.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha gastado la friolera de 580.000 euros en comprar 30.000 copias de la película de Al Gore para repartirlas por los colegios de España. Sin embargo, una emisora de radio de cobertura nacional asegura que tres comunidades autónomas se han negado ha recibir estas copias.
El País Vasco ha aducido que ese documental no está doblado al euskera, y Castilla y León y Canarias, según se dice en la página web de esa emisora, “no han aducido ningún motivo para este rechazo”. Los niños del País Vasco no entenderán jamás las cosas que no se digan en vasco, porque así lo han decidido sus políticos. No tendrán derecho a conocer nada que no sea explicado en su lengua, aunque conozcan a la perfección otras, dígase el español, el francés, o el finés. Esto se llama estrechez de miras, emanada de un sentimiento ombliguista y retrógrado. Se podría sacar la conclusión que todo lo que no se explica en vasco no contribuye a la formación de los niños de esa comunidad, o sea, no existe para los vascos.
En Castilla León la situación es más agravante aún: los niños y las niñas de Salamanca, de Ávila o de Zamora, o del resto de las provincias de esta comunidad, tampoco verán ese reportaje (y no porque no sepan español o inglés) no les servirá como material didáctico que les de pie a hablar sobre la salud del planeta, sobre las actitudes humanas, o sobre la gestión medioambiental de sus gobiernos locales. ¿La causa? Una de dos: o silencio administrativo o la entidad responsable de ese Gobierno autonómico considera que no es relevante este material, o ese tema, para la educación de sus futuros ciudadanos. Seguramente alguien ha pensado que en Valladolid no existe, ni existirá, el cambio climático.
Pero, ¿y en Canarias? ¿Porqué se rehúsa este material educacional en una comunidad en la que el 42% del espacio está protegido, donde existe una isla que pretende ser cien por cien sostenible, y en la que el recién formado Gobierno autonómico ha creado una Agencia del Cambio Climático? ¿Será todo esto pura fachada? Puede ser, viendo la importancia que se concede a un tema tan sensible como la educación medioambiental en los colegios. ¿Lo saben todo ya los niños canarios sobre el efecto invernadero? ¿tienen ya todos los materiales necesarios y no necesitan nada más que apoye su formación? ¿Se habrá olvidado el funcionario correspondiente de cursar la solicitud de las copias que le correspondían a los centros educativos de las islas? ¿O es que pretende el Gobierno de Paulino Rivero que doblen el documental ‘al guanche’? De nuevo tendremos que afirmar: estrechez de miras.

13 febrero, 2008

Mamuts con cuatro ruedas

Son las preferidas de los futbolistas. No se trata de modelos top ni de vedettes infladas por la maestría de los cirujanos, sino de los vehículos 4x4. Los jugadores de fútbol no encarnan, precisamente, la imagen de árbitros del buen gusto, pero sí puede considerárselos un eficaz termómetro para medir la fuerza de este fenómeno que ha introducido en el paisaje urbano un artefacto que, en principio, fue pensado para ser usado en el medio rural.
Cuando la industria automotriz parecía entrar en razones por la fuerza de los hechos, al fabricar unidades cada vez más chicas, surgió en los últimos años esta contrarreforma que impuso la moda de la sobredimensión y el alto consumo de combustibles. Contra la proliferación de estos verdaderos tanques para uso civil, ha surgido un movimiento que, especialmente en Europa, empieza a tomarlos por un enemigo real del mundo civilizado y el medio ambiente.
Las camionetas todo terreno son consideradas por estos activistas como "el vector psicológico de una cierta forma de potencia machista". Sostienen que, como con todos los objetos de consumo, la publicidad busca convencer al comprador de que, con la adquisición, ha aumentado su importancia como persona. Mezclando al ser y el haber, sus usuarios caen presa del mito del macho dominante y su fortaleza por encima del resto, de los débiles.
El lema de los movimientos anti 4x4 es "Not safe, not clean, not cool" ("ni seguro, ni limpio, ni canchero") y proponen, como mínimo, que se les cobre más impuestos y precios más caros en los estacionamientos. Los más radicales abogan por su prohibición lisa y llana en las zonas urbanas de alta población. Su activismo no vive de las fotos en los diarios, ya que confían en los actos individuales. Por eso, distribuyen unas falsas tarjetas de estacionamiento, donde constan todas las características medioambientales que repudian, para poner en los parabrisas de estas camionetas.
La agresividad de los conductores de las 4x4 tiene su reflejo, sostienen sus enemigos, en los estados importadores de petróleo, que se afirman entonces en sus actitudes neocoloniales con tal de mantener el suministro a estos vampiros insaciables de nafta. Ha llegado la hora de responsabilizar los dueños de las todo terreno por todas las muertes de los últimos años en Irak. El homo-automobilis cree en un "mito de la seguridad" que los anti 4x4 juzgan completamente falso y contraproducente. Citan entonces un estudio del British Medical Journal que descubrió que los conductores de 4x4 son cuatro veces más propensos a usar el celular mientras manejan y a no llevar puesto el cinturón de seguridad.
El error de creerse más a salvo que en un auto normal los lleva a comportarse de manera más riesgosa. La típica escena de la madre cargando o descargando a sus hijos de una enorme camioneta en la puerta del colegio mereció una reflexión del inefable alcalde de Londres, Ken Livingstone: "Cuando ves a alguien intentando maniobrar con uno de estos vehículos cerca de la entrada de la escuela no puedes pensar sino que se trata de un completo idiota". Entre las diez razones que esgrimen los anti 4x4, la primera es: "Usted no es un granjero", para marcar el error urbanístico que implica el uso de algo que no se adapta a la ciudad. Pero la presión del aparato publicitario es tan fuerte que sólo les queda confiar en la fuerza del individuo, que no está dada en nuestros días tanto por lo que compra, sino más bien, por lo que se resiste a comprar.

Fuente:
Bernardo Sagastume
Agencia MP
http://www.agenciamp.com.ar/

11 febrero, 2008

Trasatlánticos en las piscinas

Ecologistas en Acción ha publicado recientemente un completo estudio en el que se pone de manifiesto que los vehículos todo terreno no obedecen a criterios de sostenibilidad. Es decir, que los jeep, los 4x4, las ‘camionetas’ como dicen los venezolanos, son una grave amenaza para el medio ambiente, porque cada vez son más habituales en los entornos urbanos y la cantidad de residuos y emisiones que generan son superiores a los del resto de vehículos.
Otra vez la reacción a un problema antiguo llega tarde. Cada día se venden en España miles de automóviles de esta categoría, y la publicidad que se hace de ellos se basa en identificar a los propietarios de estas grandes naves con ruedas como individuos o individuas relacionados y cercanos a espacios naturales, aventureros modernos, gente que busca paisajes y parajes inhóspitos donde alejarse de la urbe y su ‘pérfidas’ circunstancias. Pero, qué paradoja, la ecuación arroja un resultado inesperado: el usuario habitual de los todo terreno (en las ciudades) suele ser un tipo de alto poder adquisitivo, urbano, que apenas sale del límite de su ciudad, y que se ‘ensucia’ más bien poco con el barro de los caminos rurales.
Y ahí es donde radica el verdadero problema. El dilema no está en decir que estos coches son perjudiciales para la salud del Planeta, sino en pensar que es su uso el que está mal reglado. De ser utilitarios, necesarios para trabajar en zonas rurales (aún se venden los Land Rover Santana, muy adecuados en el campo) se han convertido en auténticos bienes de consumo de gran lujo, y su uso, inconsciente y egoísta, llena las ciudades de humo, el aire de emisiones negativas, porque pesan más y porque son mucho más potentes.
La solución es complicada. Un impuesto extra, como se prevé colocar poco o nada hará para que se reduzca la venta de este tipo de autos. Quien pueda gastarse 30 o 35 mil euros en un 4x4, ¿se parará en ciernes a pensar que algunos cientos de euros más al año limitarán “el gusto que siente al conducirlo”? Se supone que no. Deben ser los ayuntamientos los que limiten su uso en los recintos urbanos: “En esta ciudad no pueden circular 4x4, no hay baches suficientes”, sería un buen eslogan. ¿Les parece descabellado? O acaso, ¿pueden navegar los trasatlánticos por las piscinas?

08 febrero, 2008

Así nos va





Imágenes comparativas de paisajes que han sufrido deshielo. A 38 km. del pueblo de Xiadawu, meseta tibetana de Qinghai, China, foto superior: 15 de junio de 2005; foto inferior: abril de 2006.

Fuente: elpais.com